En comunicación con Tripulantes de la Mañana, la psicóloga especializada en ludopatía y directora de Lazos en juego, Débora Blanca, consideró como preocupante el aumento de las apuestas y la ludopatía en la juventud.
“Las apuestas comenzaron a meterse en el colegio y a partir de ahí, los docentes comienzan a averiguar qué pasa, a notificar a las familias de lo que estaba sucediendo”, explicó, haciendo hincapié que dentro de las instituciones educativas los adolescentes realizan apuestas durante las clases o recreos.
En su extensa trayectoria de más de 20 años como especialista, Débora mencionó que esto es inédito y una sorpresa para especialistas en ludopatía, ya que su principal trabajo era acompañar en tratamientos individuales o grupales a ludópatas que van al casino o al bingo, en otras palabras lo que sería el juego presencial. Actualmente, se encuentran con jóvenes de entre 16 y 17 años con problemas de ludopatía, con deudas de juego y atravesando momentos de mucha desesperación.
Débora Blanca advierte que las leyes establecen que para apostar hay que ser mayor de 18 años, sin embargo, hay menores de 12 años apostando. En ese sentido, aseveró que los sitios de apuesta no verifican si del otro lado hay una persona mayor o menor, “lo que está sucediendo es que el 80% de los pibes apuestan a sitios ilegales donde no les piden absolutamente nada, solamente que transfieran dinero y ya, por WhatsApp pueden comenzar a apostar”.
Reflexionó que a partir de la legalización de las apuestas, en el 2020, comienzan a verse los estragos en nuestro país, alertando que el aumento de la ludopatía ocurrió en otros países como España cuando se legalizó en el año 2011 y que durante más de 10 años no hubo ningún tipo de regulación.
La especialista lamentó que conociéndose las tasas altas de adicción al juego en otros países, se avanzó en la legalización.
“Cuando se legalizó, a las empresas más importantes de juego online se les puso las condiciones, pero aparecen y proliferan un montón de sitios ilegales y, por otro lado, con lo que tiene que ver con lo legal, el tema de lo deportivo que también ahí el Estado debe intervenir”.
El Estado está para cuidarnos,
el mercado para ganar dinero
Destacó que las actividades deportivas están ligadas a la salud, socialización y el encuentro, pero que la juventud no está disfrutando del deporte si no apostó, “si no apostaron y no tienen ese nivel de adrenalina de esperar si ganaron, ya no sienten el gusto de mirar un partido de fútbol”.
Durante la entrevista con Tripulantes de la Mañana, Blanca explicó que la industria del juego, los cambios de paradigmas mundiales y la proliferación de influencers, youtubers e instagramers comenzaron hace mucho tiempo y se profundizaron con la pandemia.
Analizó que las apuestas online -en páginas web, casinos online, loterías virtuales o por WhatsApp- están vinculadas a la utilización de los celulares y que las juventudes son nativos digitales, “el celular es una parte del cuerpo”.
“No se trata de echarle la culpa ni a la industria ni a los influencers, lo que sí digo es que si alguien publicita apuestas se tiene que hacer responsable de lo que está publicitando”, reflexionó.
Explicó que lo que está sucediendo con las juventudes que llegan al consultorio es como una línea de continuidad, hay jóvenes que generaron un vínculo problemático y otras juventudes, un vínculo adictivo.
Hizo referencia a que las familias ya habían notado que existía un problema con los videojuegos y/o consolas y en este sentido, subrayó que acá es notable el cambio de paradigma reflexionando “¿cómo se juega hoy? Ya no se juega con juegos de mesa, ya no se ven muchos juegos de los de antes. Los juegos se juegan en pantallas y se juega con otros virtuales. Las marcas de época: los consumos problemáticos, las ideas de suicidio, “esto antes no se veía tanto”.
Débora recalcó que “hay mucha desorientación en las familias, como si los padres les tuvieran miedo a los hijos por momentos, dándoles rápidamente lo que piden para no tener un enfrentamiento, para no asumir las consecuencias del malestar del pibe”.
Con relación al desafío que tienen por delante las instituciones educativas, Débora mencionó que primero hay que hablar y visibilizar esta problemática, realizar talleres donde se pueda reflexionar sobre los riesgos con estudiantes y sus familias.
“¿Por qué es más riesgoso la sustancia que las apuestas? También hay que hablar y concientizar. No es más peligroso el porro y las cervezas que las apuestas, las apuestas generan la misma dependencia. El peligro o el riesgo es la dependencia emocional y psíquica que se arma con relación a eso”.